Cuando se compra un producto de cosmética se compra algo más que el producto en sí, también se adquiere un poco de ilusión. Compramos una crema convencidos de que veremos maravillosos efectos sobre la piel o una barra de labios convenciéndonos de que estaremos muchísimo más atractivas con ella.

Hay parte de realidad en todo esto, pero también hay una gran parte de imaginación, de sueño o de deseo. Y en este terreno el packaging para cosmética puede realizar un gran aporte. Porque un buen envoltorio puede incitarnos todavía más a soñar.

Jugar a ser otra persona

Con la cosmética es fácil jugar a ser otra persona o, al menos, mostrar diferentes facetas de uno mismo. Un buen ejemplo es el maquillaje, que nos permite cambiar de manera bastante significativa la imagen que damos de nosotros.

Se compran colores de sombras de ojos atrevidas para que transmitan el mensaje de que somos una persona alegre y divertida, o utilizamos tonos más neutros cuando queremos dar una imagen muy profesional. Se trata, en definitiva, de que la unión del maquillaje y la ropa nos ayude a que nos perciban de una manera determinada.

Y lo mismo pasa con otros productos cosméticos que si bien no se ven, se perciben. Seguro que más de una vez, al adquirir un cosmético para el pelo te has dejado seducir por la imagen del envase, de una modelo con una fantástica cabellera. Quizás hayas comprado el producto imaginando poder lucir un pelo así de bonito.

O te hayas dejado llevar por los bonitos colores y el diseño del packaging que te transmitía sensaciones positivas con las que te identificabas plenamente. Porque a veces, la seducción del packaging es sutil pero igual de efectiva.

Packaging que despierte la imaginación

Un packaging capaz de despertar la imaginación de quién lo ve ha conseguido ya una parte de su objetivo, llamar la atención y hacer que el potencial cliente se fije en el producto y se dé cuenta de que está ahí.

Una vez que lo ha visto, si el envoltorio es capaz de atraer a la persona para que mire más de cerca el producto las posibilidades de que acabe comprándolo se incrementan. Por eso es tan importante el packaging, porque capta la atención y posibilita la compra. A fin de cuentas, el marketing juga con la imaginación y con la fantasía y el packaging es parte del marketing.