Las vacaciones son el momento ideal para descansar y desconectar, para retomar la rutina después con la máxima energía posible. Por eso, es importante que escojamos bien nuestro destino, teniendo en cuenta que el viaje nos recargue de energía, así como el alojamiento más adecuado para el tipo de viaje que buscamos.

Practicar turismo rural es una de las opciones que nos garantizan tranquilidad y la posibilidad de disfrutar de la naturaleza, además de que podemos practicar deporte y disfrutar de la gastronomía, cuidándonos al máximo y centrando nuestras vacaciones rurales en nuestro propio bienestar.

Y es que el turismo rural cada vez gana más adeptos porque es una forma ideal de recargar las pilas y volver a conectar con nuestro entorno natural, disfrutando de paisajes de gran belleza y apartando el ajetreo de las ciudades.

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La provincia de Alicante y, más concretamente, las comarcas de l’Alcoià, El Comtat y La Marina Baja, cuentan con gran cantidad de parajes naturales de gran valor ecológico, así como de un abundante y rico patrimonio, pueblos con encanto y una deliciosa gastronomía basada en los ingredientes de la montaña.

Para hacer turismo rural en esta zona, lo más recomendable es optar por un alojamiento rural en Alicante. Podemos buscar un hotel rural en Alicante o una casa rural con encanto en algún pueblo de la zona. Entre los más populares entre los aficionados al turismo rural se encuentran Alcoy, Cocentaina, Agres o Benilloba, entre otros.

El lugar en el que fijemos nuestro alojamiento rural será nuestro punto de partida para realizar distintas rutas por Alicante, aprovechando las vías verdes para practicar senderismo o simplemente conociendo los pueblos de alrededor. Otra opción es visitar parques naturales como el carrascal de la Font Roja, la Sierra de Mariola o la Sierra de Aitana.

Planificándolo todo conseguiremos aprovechar la visita al máximo. Por ejemplo, algunos lugares de interés son los pueblos de Agres, Muro de Alcoy, Benilloba, Bocairent o Guadalest, que combinan el valor patrimonial de sus cascos históricos con monumentos y un entorno natural impresionante y en un muy buen estado de conservación.

Podemos completar nuestra estancia degustando los platos típicos de Alicante, concretamente de la zona del interior, principalmente los platos salados, dulces y licores que tienen como protagonistas los ingredientes de la montaña y las hierbas aromáticas de la sierra.

Haciendo este tipo de escapada rural en Alicante, podremos desconectar de la rutina, disfrutar de gran cantidad de paisajes de gran belleza, cuidarnos y volver a nuestra vida habitual con más energía que nunca.